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Número 221: marzo-abril 2017

Fertilización
Uso de abonos orgánicos para el cultivo del maíz

Autores: Marcos Apesteguía Barberena, Javier Delgado Pérez y Luis Orcaray Echeverría. INTIA

El maíz es muy exigente en nutrientes y obliga a razonar la fertilización para lograr el equilibrio entre los distintos elementos en función de las necesidades del cultivo y de los aportes del suelo.

En un artículo anterior (Navarra Agraria nº 211, julio-agosto 2015) se expusieron con detalle los criterios para realizar una fertilización razonada del maíz. En dicho artículo quedó pendiente de desarrollar más a fondo el uso de abonos orgánicos, tema que abordamos ahora por su interés.

Nos encontramos, por una parte, con una serie de cultivos agrícolas que debemos abonar para garantizar su correcta nutrición y mantener el suelo en unos niveles de fertilidad adecuados. Cuando recogemos la cosecha, si la analizamos, vemos que estamos exportando del suelo considerables cantidades de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, hierro, etc.

Por otra parte, contamos con importantes cantidades de residuos ganaderos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes. Estos residuos suponen un excelente abono cuando se utilizan bien, ya que aportan una considerable riqueza de materia orgánica y nutrientes. Por tanto, si se dispone de ellos, se deben considerar los nutrientes útiles aportados para descontarlos del plan de fertilización.

En definitiva, al aplicar un residuo ganadero sobre un suelo agrícola lo que hacemos es restituir al suelo lo que han extraído los cultivos. Se trata de cerrar el ciclo de los nutrientes: el cultivo los extrae, el animal ingiere la cosecha en forma de pienso y los devolvemos al suelo en forma de purín o estiércol.

En diciembre de 2016 finalizó el proyecto LIFE+ Regadiox, en el que INTIA trabajó conjuntamente con FUNDAGRO y el grupo de Gestión y Manejo Sostenible de Suelos de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Una de las acciones del proyecto fue realizar “Experiencias demostrativas sobre eficiencia de uso del N (orgánico e inorgánico) para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”.

Durante dos campañas consecutivas, 2014 y 2015, se estudió el efecto sobre la producción de maíz de 5 fertilizantes orgánicos de composición conocida: purín de porcino, estiércol de pollo, fracción líquida de digerido vacuno, fracción sólida de digerido vacuno y lodo EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales). Estos fertilizantes se compararon con un testigo sin abono orgánico.

En este artículo se muestran los resultados de ese estudio y se ofrecen recomendaciones a los agricultores para un buen empleo de los abonos orgánicos en maíz.

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