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Número 232: enero-febrero 2019

Vitivinicultura
Garnacha en blanco

Autores: Sergio Abadías y Ander Gomez (UCAN); María Eransus (Bodega coop. Sada); Gonzalo Celayeta (Bodega coop. San Martín de Unx); Mª José García (Bodega coop. Andosilla); Luis Remacha (Bodega coop. Murchante); Félix Cibriáin, Ana Sagüés, Karmele Jimeno, Iker Tres, Iker Uriz, Amaia Martínez, Soraya Borja, Jon Aspurz (Sección de Viticultura y Enología de Gobierno de Navarra), Maite Rodríguez-Lorenzo (ICVV).

La variabilidad genética del viñedo en cada comarca forma parte fundamental del patrimonio del sector vitivinícola y constituye una pieza básica para mejorar y enriquecer la cultura y la economía local. Actualmente, una de las grandes preocupaciones a nivel mundial en el ámbito vitivinícola es la fuerte disminución del número de variedades de vid cultivadas.

A muchas de estas variedades antiguas que hoy por hoy no se cultivan, la bibliografía les atribuye una capacidad para producir vinos de gran calidad. En este sentido, el estudio de nuestros biotipos autóctonos, en este caso de la variedad Garnacha blanca (GB) y roja (GR), es fundamental para la elaboración de vinos más competitivos y con una personalidad propia en un mundo globalizado (Balda et al., 2014).

A pesar de ser una variedad autorizada en los reglamentos de la D.O. Navarra y de la D.O. Calificada Rioja, el cultivo de la Garnacha blanca a lo largo del siglo XX ha sido residual en Navarra.
En 2005 había plantadas 2.5 hectáreas de esta variedad en la Comunidad Foral de Navarra. En los últimos 8 años, debido al interés de ciertas bodegas, la superficie ha ido aumentando hasta las 101,6 hectáreas actuales. Sin embargo, en el listado de clones del sistema de certificación español sólo aparecen dos clones de Garnacha blanca, 141 y 143, ambos de origen francés, seleccionados por el INRA en 1972 (Aude, Francia).
En 2008, la Estación de Viticultura y Enología de Navarra (EVENA) comenzó un trabajo de recopilación del material de viñas antiguas de Garnacha blanca con el fin de garantizar la conservación del material fitogenético de esta variedad, hoy preservado en la Finca de Baretón (Olite).
El proyecto creado para el «Desarrollo de vinos blancos de Garnacha a partir de biotipos localizados en Navarra» e iniciado en 2017, daba continuidad al trabajo de EVENA y en el mismo han participado 4 bodegas cooperativas de diferentes zonas vitícolas de Navarra: Bodegas Campos de Enanzo (Murchante), Bodega San Sebastián (Andosilla), Bodega San Martín (San Martín de Unx), Bodega San Francisco Javier (Sada), lideradas y coordinadas por UCAN, con la participación de INTIA y el apoyo de la Sección de Viticultura y Enología del Gobierno de Navarra.
Ya se han podido catar los primeros vinos y se han realizado jornadas de divulgación en 2018, como primer fruto de esta magnífica colaboración, que se ha englobado bajo el lema común “Garnacha en blanco” con el que titulamos este artículo.

 

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