GN-v2-2c   LogoIntia  

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para analizar nuestro tráfico y con fines publicitarios

Si no cambia la configuración de su navegador, usted acepta su uso. Saber más

Acepto
X
RizVN Login



Número 237: noviembre-diciembre 2019

Sostenibilidad
Niveles de referencia en sistemas ganaderos

Autores: Pablo Manzano Baena. Doctor en ecología. Miembro del Grupo de Investigación interdisciplinar sobre Cambio Global y Conservación de la Universidad de Helsinki.

El efecto invernadero en el planeta es un fenómeno de hace 200 años y está causado por las emisiones antropogénicas. El cambio climático se produce por emisiones industriales y por uso masivo de combustibles fósiles en la actividad humana, no por la ganadería. Sin embargo, a la ganadería pastoril, con multitud de beneficios ambientales bien definidos, se le achaca una huella climática mayor y se le está culpabilizando del cambio climático.

Evidentemente, algo tiene que estar mal en la metodología científica actual que mide las emisiones GEI para que estemos achacando un problema tan nuevo a una práctica tan antigua, que la humanidad viene desarrollando desde hace al menos 10.000 años.

Los análisis científicos en los que se sustentan muchas afirmaciones actuales en contra de la ganadería se basan en metodologías sesgadas que ignoran completamente las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de herbívoros silvestres en ecosistemas naturales. Y ninguno de estos análisis da respuesta a una pregunta clave: ¿qué pasaría en el planeta si desaparecieran los herbívoros?

Es importante introducir en esos análisis los efectos medioambientales positivos que hoy no se contemplan. Si se aplican niveles de referencia basados en los ecosistemas naturales (tomando como ejemplo el caso de África por ser el menos alterado por la actividad humana) y si se comparan con la ganadería a pasto, se observa claramente que no hay apenas diferencias de emisión de gases. El pastoreo es, de ese modo, el sistema de producción ganadero ambientalmente más sostenible en todos los aspectos pues contribuye a la biodiversidad y conservación del medio ambiente, evita la degradación del suelo y actúa como elemento equilibrador del clima.

El uso de niveles de referencia o baselines es habitual en estudios académicos en una gran variedad de disciplinas. El cociente de inteligencia, por ejemplo, ajusta el nivel de referencia (con valor 100) al cociente medio de la población. El autor de este artículo, Pablo Manzano, experto en ecología y cambio climático, nos explica las claves para establecer unos niveles de referencia adecuados que sirvan para estudiar los beneficios y medir impactos ambientales de la actividad agro-ganadera.

Leer artículo completo: